En el muelle de San Blas, sola en el olvido, sola con su espíritu, sola con el sol y el mar,
Ella despidió a su amor, El partió en un barco, en el muelle de San Blas.
Él juró que volvería, y empapada en el llanto ella juró que esperaría.
Miles de lunas pasaron, y siempre estaba en el muelle esperando.
Muchas tarde se anidaron, se anidaron en su pelo y en sus labios.
Llevaba el mismo vestido y por si él volviera, no se fuera a equivocar..
Los cangrejos le mordían, su ropaje, su tristeza y su ilusion, y el tiempo escurrió
y los ojos se llenaron de amaneceres y el mar se enamoró, y su cuerpo se enraizó.
Su cabello se blanqueó, pero ningún barco a su amor le devolvía
y en el pueblo le decían: La loca del muelle de San Blas.
Una tarde de abril la intentaron trasladar al manicomio, nadie la pudo arrancar
y del mar nunca jamás la separaron.